¿¿Qué significa Trabajo y Bartoleo??


"Trabajo".... la pega, los proyectos, las dias... "Bartoleo" (un término un poquito antiguo).... alude al ocio, a eso que es aparentemente "no hacer nada", a un tiempo necesario para la reflexión. Le pusimos "Trabajo y Bartoleo" a este espacio para que podamos equilibrar el logro de metas con la calidad de vida, jugarsela por los resultados y preocuparse de las relaciones entre las personas, mejorar los aspectos técnicos y pasarlo bien....El nombre también conjuga lo nuevo con lo "clásico" (por no decir viejo)... usaremos la tecnología y los recuerdos, la vanguardia y la tradición, el cambio y la permanencia... eso... Esperamos que aceptes esta invitación!!!!!

jueves, 18 de marzo de 2010

¿Cómo apoyar la resiliencia infantil tras una catástrofe?

Los niños suelen ser los grandes olvidados tras hecatombes como la vivida el aciago 27 de febrero en Chile. Este neuropsiquiatra, famoso por sus estudios sobre resiliencia, y esta sicoterapeuta especialista en el mismo tema, quienes trabajaron con la niñez afectada por el tsunami de Asia en 2004, plantean aquí las claves para evitar que esta dura experiencia se torne en futuros trastornos crónicos en los pequeños.

Autores:
Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan

UN DECÁLOGO ESENCIAL

1. Relato del país telúrico

“Dar explicaciones verídicas y sensatas de por qué suceden terremotos (tierra que se mueve) y tsunamis (hueco en el mar, en japonés) y sus consecuencias, como que las réplicas ocurren para que la tierra vuelva a ordenarse”. Para explicar el terremoto a los más pequeños: poner sobre una porción de gelatina algunas frutas y pedirle al niño que mueva el plato en diferentes intensidades. La gelatina se moverá y todo se derramará, tal cual las casas y objetos sobre la tierra. Para escolares: armar un pequeño puzzle, poniendo figuras encima. Explicarles que las placas bajo el océano son como una parte de este puzzle: si se rodea con las manos y se presiona hacia el centro, parte de las fichas saltarán y las figuras u objetos se moverán o caerán, tal como estas placas provocan un desorden en el océano y la tierra, produciendo terremotos y tsunamis. Sobre el tsunami: mostrar con un dibujo que las placas del océano tienen una posición y cuando una se desplaza por un terremoto, crea un hueco: naturalmente el mar llena ese espacio, recogiéndose hasta colmarlo. El agua sobrante regresa con fuerza, por eso se forma la gran ola, buscando el mar su equilibrio nuevamente.

2. Infundir seguridad

Las reacciones de los niños están muy influenciadas por las respuestas de su entorno. Es frecuente que busquen a sus padres para lograr seguridad y ayuda. Es fundamental mostrar una actitud esperanzadora. “Aun en las situaciones más difíciles podemos identificar aspectos positivos para mantener cierto optimismo y permitir a los niños recuperar su confianza en el mundo y en el acompañamiento de sus personas significativas”.

3. Facilitar la expresión de lo vivido

Tener la oportunidad para expresar sus vivencias, dudas, ideas, deseos y temores en ambientes afectivos y empáticos permite a los niños desarrollar la resiliencia. Les facilita organizar su pensamiento e ideas sobre lo sucedido y que las confusiones y angustias disminuyan. Es importante ofrecerles espacios de conversación sobre lo sucedido, sin caer en la redundancia. Estar abiertos incluso para repetirles información que los tranquilice. Clave es ofrecerles también, especialmente a los más pequeños o inhibidos, otras maneras de comunicar angustias y temores: se les puede regalar un cuaderno para que escriban, dibujen o pinten no sólo lo vivido y sus temores, sino también sus deseos y esperanzas.

4. Lo que jamás se debiera hacer

No culpabilizar a los niños de lo sucedido, relacionando estos eventos con sus comportamientos o los de otras personas significativas para ellos. No atemorizarlos con mensajes desalentadores sobre el presente y futuro, infundiendo pesimismo. “Por ejemplo, nunca decirles que nada se sabe de lo que va a pasar en el futuro o asegurar que nunca más saldrá la familia adelante o que otro terremoto pronto vendrá o criticarlos o burlarse de sus reacciones emocionales”.

5. Enseñarles cómo se debe actuar

Básico es que a partir de esta fuerte experiencia los padres den instrucciones, enseñen, sin alarmar ni aterrar, acerca de qué hacer en momentos en que sucede un hecho así, considerando que somos un país sísmico. Una manera de ayudarlos a restablecer la confianza es darles ciertas pistas sobre cómo actuar durante las réplicas y explicarles qué están haciendo la familia y la comunidad para protegerse.

6. Si ha habido una pérdida dolorosa

Una experiencia traumática como la pérdida del hogar o la muerte de alguien importante en la vida del niño puede afectar su sentido de seguridad en sí mismo y en el mundo. Esencial es devolver esa confianza brindando protección y alivio a partir de una relación amorosa y segura con un adulto protector.

7. Ante la angustia o miedo

El adulto protector juega un rol muy importante en ayudar a los pequeños frente al dolor luego de una experiencia traumática. Hay que reconocer sus miedos y otras reacciones como expresión de un sufrimiento que es necesario; acompañar, acoger y no considerar exageraciones, manipulaciones o problemas injustificados sus expresiones; continuar ofreciéndoles una parentalidad acogedora que provea apoyo, manteniendo en lo posible las rutinas, horarios y límites anteriormente utilizados. Por último, es básico entregar información clara y sincera, adecuada a la edad de los niños, sobre sus reacciones y respuestas naturales frente a lo vivido y dar nuevo significado a creencias erróneas, pues los niños tienden a pensar que los eventos estresantes y negativos en sus vidas se producen por su culpa o por algo sobrenatural. Es posible minimizar el impacto nocivo de un evento traumático en los pequeños cuando éstos comprenden lo sucedido con información clara y honesta, que le dé sentido a lo vivido.

8. No todo niño reacciona igual

Aunque los niños pequeños y mayorcitos presentan reacciones comunes a los eventos traumáticos, cada uno lo hará de forma única y particular: sus experiencias de vida antes del evento, lo vivido durante el suceso, el nivel de comprensión sobre lo sucedido, la habilidad para manejar sus emociones, la edad y temperamento son parte de los factores que determinan el modo en que una catástrofe los impacta. Lo fundamental es que sus padres y otros adultos significativos, como profesores o médicos, comprendan estas reacciones y contribuyan a su recuperación. Unos lo harán en corto tiempo, otros pueden continuar presentando dificultades hasta seis meses más tarde, pero un porcentaje menor podría presentar dificultades que se agravan o hacen crónicas en el tiempo.

9. Estimular la solidaridad

Es bueno que no sólo sea algo individual, sino intentar que sea compartido, que los pequeños vean a sus padres y familiares actuando positivo ante una catástrofe, ayudando a reconstruir o reconstruyendo, ya sea que la desgracia haya tocado directamente o sólo se haya sido testigo de ella.

10. Proteger el juego y el sueño

Esto es fundamental para la salud futura. Intentar restablecer en el menor tiempo posible las actividades normales, ayudándolos a encontrar modos para manejar las consecuencias de estos eventos como, por ejemplo, las réplicas. Apoyarlos para que disfruten de actividades que los distraen o entretienen: leer, cantar, bailar, reunirse con sus amigos o hacer arte, por ejemplo.

¿Necesita apoyo?

-Psicólogos Voluntarios de Chile: Para ayudar a enfrentar los daños en la salud mental provocados por la hecatombe, decenas de profesionales se han organizado para brindar atención a los más afectados, respaldados por el Colegio de Psicólogos. En esta cruzada se han aliado incluso con la Agrupación de Terapeutas Florales. Más información en www.psicologosvoluntarios.cl.

-Fonoinfancia: Este servicio de la Fundación Integra está ofreciendo apoyo sicológico gratuito a los afectados. Llamar al 800 200 818.